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The King is dead, long live the King! (Marketplacers vs Deeptechers)

Esta expresión, ritual en la sucesión de las monarquías, se pronunciaba al Pueblo cuando se quería comunicar la muerte del Monarca y la inmediata vigencia de su Sucesor en el Trono.

Con tal lema se pretendía evitar la peligrosa situación política que se plantea en un interregno, además de servir como última ocasión de vitorear al rey fallecido y primera ocasión de hacerlo con el nuevo. Con lo que ello conlleva de significado político: la expresión de la fidelidad de los súbditos al rey y (especialmente en el contexto de la sociedad feudal) la renovación automática de los lazos del vasallaje.

En el hiper-potenciado Reino de los Inversores en Startups, el grito es claro: están buscando una alternativa más eficiente a las inversiones en Marketplaces y otras apps. Estas últimas, que una vez impulsaron negocios prósperos, ahora dan paso al Sucesor sin necesariamente eliminar al actual. Este Sucesor es representado por las empresas Deep Tech, que crean soluciones disruptivas mediante tecnologías avanzadas para abordar problemas globales.

Lo cierto es que el mercado de los Marketplacers está colmándose. Esto se refleja como cliente en que siempre encuentras a alguien que te va a poder ofrecer lo que estás pidiendo, y como competidor en que alguien lo va a poder hacer igual o mejor que tú.

El mercado está saturado y hay pocas diferencias entre las nuevas aplicaciones y proyectos empresariales. Sus productos o servicios apenas se destacan y se consideran básicos. En este punto, la competencia se centra en el precio, la reducción de costos o la mejora del servicio, pero no en abordar necesidades no satisfechas. Esto se ve en áreas como seguros, telefonía, tiendas en línea, programas de salud y viajes, que luchan por obtener una parte del mercado. Los grandes jugadores compran a otros para seguir creciendo, lo que beneficia a los inversores, pero también aumenta las barreras para nuevos competidores. La competencia es feroz y los unicornios compiten entre sí o son adquiridos por dinosaurios.

Esto es obvio que obliga a los inversores a buscar nuevas oportunidades que hasta ahora no existían, o que no eran tan atractivas y productivas como las que fueron objeto de sus intereses. Esto siempre dicho desde el respeto a los inversores que apostaron hace 10 años por las startups, cuando la gente les llamaba locos por no invertir en las grandes empresas que dominaban el parqué.

Los proyectos Deep Tech implican riesgos y plazos más largos en comparación con las startups que se convierten en “Unicornios”. Sin embargo, estos plazos se están reduciendo significativamente. Actualmente, un período de cinco años para lograr este hito desde el inicio se considera viable debido a ventajas como la falta de competencia, un mercado amplio por explorar, una gran cantidad de proyectos Deep Tech originados en universidades, talento investigador, movilidad de proyectos a diversas áreas y el sistema de Open Innovation, que busca incorporar tecnologías disruptivas en negocios consolidados. Un ejemplo destacado es la inteligencia artificial, que, aunque no constituye un negocio en sí, aporta un valor extraordinario cuando se aplica en sectores como la agricultura, seguros, viajes o la fabricación de alimentos y piezas.

Los retornos de inversión son por lo tanto mucho más importantes que lo que pueda suponer la inversión en proyectos no tan tecnológicos que suelen ser B2C. Los proyectos Deep Tech que tienen una naturaleza B2B y son muy escalables en la cadena de prescriptores,  van a querer incluir tu tecnología en sus procesos haciendo que el rampup del desarrollo sea exponencial.

Las inversiones requeridas para lanzar proyectos Deep Tech no son tan altas cuando se aprovecha eficazmente el trabajo financiado con dinero público en las etapas iniciales, como la generación de talento, investigación y desarrollo de un MVP (Producto Mínimo Viable). Al hacerlo, se puede revitalizar la inversión inicial que anteriormente se consideraba amortizada. Esto reduce significativamente el coste y riesgo para las empresas que buscan integrar tecnología Deep Tech en sus operaciones. Sin embargo, para lograrlo, es esencial saber cómo transferir proyectos, conocimientos y talento de los centros de investigación a la empresa, adaptándolos a las necesidades del mercado y los inversores. Hasta ahora, este proceso no ha funcionado tan bien como se esperaba, hasta que surgió nuestro enfoque.

Acerca del autor

Luis Morró
Luis A. Morró
CEO-Chief Evangelist Officer en TRL+
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